En esta ocasión les contaré la manera alternativa de realizar el intercambio de dinero entre las personas de Villa de Cos, no de la forma en que todos conocemos, esto es, mediante el pago de salarios y la compra de productos o servicios, no, de una manera azarosa, lúdica; en términos económicos, el flujo paralelo del circulante, en términos coloquiales, como "rola la marmaja". Empezaremos desde los niveles básicos, con los morrillos.
Si un muchacho es bueno para el rebote y cuenta con una pelota y un par de pesos, podrá acceder a una partida de este aterrado deporte y ganar hasta unas diez veces su inversión inicial -muy buen negocio- solo que hay esa condición, tiene que ser bueno para este juego y "agarrar pichones" ya que al conocerlo difícilmente le volverán a jugar.
Ya a nivel mas profesional, en las treguas de rebote, se hacen apuestas "por fuera" esto es, sin que los beneficiados sean quienes jueguen, así pues el público directamente hacen su elección (por cierto aqui se acostumbran unos apodos muy ingeniosos, que ni en la lucha libre aparecen: el cachetes, la trompuda, el manotas) el dinero en juego se deposita con una tercera persona quien lo entregará al correspondiente ganador.
Esta mecánica de apuestas también aplica en las carreras de caballos y en las peleas de gallos; aunque se manejan montos mayores (desde cientos hasta miles de pesos) y en las carreras de caballos puede añadirse a la apuesta si se ganará con medio cuerpo o con un cuerpo completo. Las distancias que corren los caballos se miden en "varas" que son cerca de 80 centímetros, pero se supo de cierta vez que por allá cerca de Mangana se organizaron unas carreras a 200 varas y fueron las que amarraron a los lomos de los caballos... Háganme el favor... pero estuvieron peor los organizadores de unas fiestas patronales allá por Estación la Colorada quienes anunciaban "sensacionales peleas de caballos y carreras de gallos..."
Regresando a las apuestas; resulta que no solo los caballos corren; también es común que -al calor de las copas- se apuesten fuertes sumas de dinero a las carreras de "sayos", por lo regular de la misma edad y tamaño; los muchachos que corren, lo hacen en tramos cortos de 60 a 80 metros.
Hay apuestas en los palenques, en los juegos de fútbol o béisbol, en los billares, o incluso a la sombra de un árbol, solo hace falta un grupo de personas, una baraja o un dominó y algo de dinero que echar a la suerte.
Me contaban la historia que allá por la hermana república de Chupaderos (en donde los perros se tienen que recargan en las tapias para poder ladrar) un grupo de adeptos a la apuesta tenían un buen rato echando suertes al juego de "la 21" con fichas de dominó. Resulta que en la banca (que era un bote de un galón de chiles curtidos) ya había un muy buen nutrido montón de billetes (de todas denominaciones) que a tanteos de los jugadores eran cerca de cuarenta mil pesos. Resulta que al escuchar tanto alboroto se acercó un personaje muy dado a las apuestas fuertes (y que tiene apodo de bebida fuerte también: whisky) y sentenció: Apuesto todo lo de ese bote a una ficha en contra de la banca... Solo se escuchó el gemido de la sorpresa de todos los asistentes y quien tenía la banca asintiendo que vacía todas las fichas sobre la improvisada mesa (una tapa de tambo sobre tres caliches) y comienza a revolverlas y exclama: -¡Sale la banca! y voltea la mula de cuatros ... buena ficha, son ocho puntos, luego de una pausa muy corta, el whisky voltea la suya, con un movimiento ágil: ¡¡¡la 6 y 5!!!! ante el asombro de todos los presentes, el desgraciado se llevó todo lo que hubieron juntado en esa mañana los apostadores, se fueron "rayas", "procampos" empeños... Aquí se aplica el refrán que dice: mientras uno corretea la liebre, otro sin correr la alcanza...
Estas fueron algunas de las maneras en que el dinero se intercambia entre las personas que les gusta la jugada, muy propia de esta región.
Si un muchacho es bueno para el rebote y cuenta con una pelota y un par de pesos, podrá acceder a una partida de este aterrado deporte y ganar hasta unas diez veces su inversión inicial -muy buen negocio- solo que hay esa condición, tiene que ser bueno para este juego y "agarrar pichones" ya que al conocerlo difícilmente le volverán a jugar.
Ya a nivel mas profesional, en las treguas de rebote, se hacen apuestas "por fuera" esto es, sin que los beneficiados sean quienes jueguen, así pues el público directamente hacen su elección (por cierto aqui se acostumbran unos apodos muy ingeniosos, que ni en la lucha libre aparecen: el cachetes, la trompuda, el manotas) el dinero en juego se deposita con una tercera persona quien lo entregará al correspondiente ganador.
Esta mecánica de apuestas también aplica en las carreras de caballos y en las peleas de gallos; aunque se manejan montos mayores (desde cientos hasta miles de pesos) y en las carreras de caballos puede añadirse a la apuesta si se ganará con medio cuerpo o con un cuerpo completo. Las distancias que corren los caballos se miden en "varas" que son cerca de 80 centímetros, pero se supo de cierta vez que por allá cerca de Mangana se organizaron unas carreras a 200 varas y fueron las que amarraron a los lomos de los caballos... Háganme el favor... pero estuvieron peor los organizadores de unas fiestas patronales allá por Estación la Colorada quienes anunciaban "sensacionales peleas de caballos y carreras de gallos..."
Regresando a las apuestas; resulta que no solo los caballos corren; también es común que -al calor de las copas- se apuesten fuertes sumas de dinero a las carreras de "sayos", por lo regular de la misma edad y tamaño; los muchachos que corren, lo hacen en tramos cortos de 60 a 80 metros.
Hay apuestas en los palenques, en los juegos de fútbol o béisbol, en los billares, o incluso a la sombra de un árbol, solo hace falta un grupo de personas, una baraja o un dominó y algo de dinero que echar a la suerte.
Me contaban la historia que allá por la hermana república de Chupaderos (en donde los perros se tienen que recargan en las tapias para poder ladrar) un grupo de adeptos a la apuesta tenían un buen rato echando suertes al juego de "la 21" con fichas de dominó. Resulta que en la banca (que era un bote de un galón de chiles curtidos) ya había un muy buen nutrido montón de billetes (de todas denominaciones) que a tanteos de los jugadores eran cerca de cuarenta mil pesos. Resulta que al escuchar tanto alboroto se acercó un personaje muy dado a las apuestas fuertes (y que tiene apodo de bebida fuerte también: whisky) y sentenció: Apuesto todo lo de ese bote a una ficha en contra de la banca... Solo se escuchó el gemido de la sorpresa de todos los asistentes y quien tenía la banca asintiendo que vacía todas las fichas sobre la improvisada mesa (una tapa de tambo sobre tres caliches) y comienza a revolverlas y exclama: -¡Sale la banca! y voltea la mula de cuatros ... buena ficha, son ocho puntos, luego de una pausa muy corta, el whisky voltea la suya, con un movimiento ágil: ¡¡¡la 6 y 5!!!! ante el asombro de todos los presentes, el desgraciado se llevó todo lo que hubieron juntado en esa mañana los apostadores, se fueron "rayas", "procampos" empeños... Aquí se aplica el refrán que dice: mientras uno corretea la liebre, otro sin correr la alcanza...
Estas fueron algunas de las maneras en que el dinero se intercambia entre las personas que les gusta la jugada, muy propia de esta región.
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