Aventuras Pelegrinas...

Les voy a compartir una historia de la Villa real, que sucedió hace varios ayeres, precísamente en una tradicional peregrinación a Plateritos. Pero antes, un poco de historia sobre esta bella tradición.
Según los registros que obran en poder del "croneador" de la ciudad, el profesor Alfonso Sifuentes, las peregrinaciones a plateritos se llevan a cabo desde hace muchos, pero muchos años; se refiere en los documentos fechados en 1614 que ya estarían organizando la peregrinación número LXV, por lo que bien pudieron iniciar en tiempos prehispánicos. Se sabe que incluso antes de que se apareciera el Santo Niño, habitantes de esta región ya acudían a aquel lugar hacia los primeros días de marzo, en procesión conjunta para invocar a los dioses de la lluvia y tener un año venturoso.

Así pues, nuestra historia se desarrolla en una de esas peregrinaciones (los nombres de los protagonistas se han modificado, para proteger su identidad) luego de la primera jornada de intenso caminar, sentados ante la hoguera un grupo de peregrinos reposaba de su caminata, como han de imaginar, en este tipo de eventos -con el cansancio, el frescor, la plática nocturna y una fogata- se requiere de una bebida que ayude a mitigar la fatiga y a dormir a gusto, a pesar de estar expuesto a las inclemencias de la noche. Pues resulta que ya se había terminado la dotación de tequila, que llevaron oculto, pues el Señor Cura los andaba "cazangueando" y les regañaba, aún así, llevaron pisto que pronto se terminó.
Acomedidamente, y en vista del cansancio, Carlitos -a quien le gusta caminar mucho- les ofreció de un potaje que él utiliza para frotarse en las piernas. Ese remedio es muy conocido por las señoras que sufren de las reumas, y consiste en reposar rebanadas de peyote y ramas de mota en alcohol. Este poderoso brebaje fue ofrecido por Carlitos para que se frotaran en sus piernitas y los otros muchachos, (algo violentos para la bebida) nunca pensaron en untárselo, sino que ni tardos ni perezosos se lo tomaron a grandes buches.
Imagínenese la escena, cansados, ante la hoguera, un grupo de peregrinos empezaron a sentir los efectos de ese coctel de estimulantes...
A ese grupo, se integró un joven mas (del que no diremos su nombre) apodado "balín" y que intrigado por la euforia colectiva pidió también algo de tomar. Cuando probó esa bebida, dijo con su delgada y áspera voz -¿pues que me están dando?... esto sabe como a ...!mentolash!....
Ese momento marcó una nueva era para la vida de balín; bajo los efectos del mentolash tuvo revelaciones divinas, casi tocó las estrellas. En la discusión teológica que tuvo con sus compañeros "la rata" y "botija", se dijo capaz de incluso "saltar sobre los mas altos mezquites"... tuvo visiones predictivas -analizando las palabras que dijo en esa noche (el discurso de la loma de chichimequillas) podemos afirmar que de alguna manera predijo la caída del Worl Trade Center, en septiembre de 2001-
De esa noche podemos rescatar otras situaciones, que bajo los efectos del mentolash se sucitaron, por ejemplo el caso de "la rata", quien dentro de su alucinación pensó que su mujer le había escondido sus zapatos y el descargaba su furia pateándola ferozmente; aunque en realidad pateaba un grueso tronco encendido de la hoguera. El tronco sufrió de importantes heridas, producto de las gruesas uñas de las patas de "la rata". Así mismo, El "botija" fue visto corriendo en paños menores por el monte y peleándose contra los nopales, a la mañana siguiente sus heridas fueron ofrecidas con toda devoción al Santo Niño.
Esta es una de las tantas cosas que suceden en nuestro amado pueblo, de Villa de Cos.
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